El espacio que habito, también soy yo.

 

"El trabajo Koinonía de Isa Sanz pone de manifiesto su proximidad entre la creación artística y  una profunda intuición filosófica de la realidad, explorando a través de  esta serie de fotografías  la fortaleza femenina, la calma, la integración con la naturaleza, el color, la sangre, el agua y la magia, elementos ligados profundamente a la construcción de lo femenino. La fotografía de Sanz evidencia además  el carácter efímero que nos envuelve.  Se sumerge más allá de la epidermis, se niega a la superficie y prefiere bucear al interior, explorando los recovecos de la existencia. Reacciona a la corriente, a la marea, a los vientos y obtiene resultados que llevan al espectador a distintas conclusiones, pero siempre desde la mirada que nos conecta con lo primigenio."

 

Elvira Rilova, Historiadora del Arte.

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"Devenir 1, 2, 3 y 4."
"Devenir 1, 2, 3 y 4."

 

 

KOINONÍA | El espacio que habito, también soy yo.

 

Aunque en principio las imágenes de esta serie estaban bastante pensadas, algunas las realicé en total improvisación. Salía a buscar con mi cámara y con los materiales algo con lo que interactuar, y cuando lo encontraba, me entregaba a experimentar el momento, a sentir lo que estaba ocurriendo, convirtiéndose así la escenificación en algo real, en algo que estaba sucediendo.

 

Integrarme en el pasaje y ser parte de él, me condujo a experiencias que he querido transmitir en las fotografías. Estando sumergida en el agua, en posición fetal, me trasladé al útero. En otro momento experimenté algo que podría describir como un nacimiento, al ser depositada por el agua en la tierra. O jugar con el viento, evocó en mi sensaciones de la infancia y sentí una alegría inmensa.

 

Color rojo, color de pasión, de fuerza y el color de la sangre menstrual de nosotras. Utilicé los tejidos de ese color, para evidenciar elementos imperceptibles a veces, como el movimiento del agua, el soplar del viento o el vacío de una grieta. Para remarcar fuerzas desafiantes a la gravedad como la verticalidad de un árbol. O para mimetizarme con las amapolas en un campo de flores. ¿No es un milagro que todas florezcan a la vez? Quizá eso sea Dios.

 

Sobre la forma circular de las imágenes, me preguntaba: ¿Por qué ha de estar todo encuadrado? ¿Por qué tenemos que ceñirnos a criterios de lectura como izquierda-derecha y arriba-abajo? ¿Dónde comienza y dónde termina una obra?. Para mi la lectura de esta obra ha de realizarse del centro hacia los bordes. Aquí propongo una manera diferente de mirar, una forma más infinita, más expansiva, más femenina.

 

Al hacer este trabajo pensaba en el arte rupestre y me sentía como los pintores de las cavernas, la diferencia radica en que sustituí los pigmentos, la sangre y la piedra, por la los tejidos, mi cuerpo en la naturaleza y el sensor digital.

 

Esta serie está realizada en Ibiza, a donde llegué en Junio de 2010 y decidí que fuera mi casa, tras contemplar una puesta de sol en Es Vedrá. Desde el principio he sentido que esta isla me nutre, me alimenta, me da. Me he sentido parte del lugar. Mi relación con Ibiza se ha creado en las carreteras y en los caminos, con las sensaciones. He sentido que en este pequeño entorno lo tengo todo a mi alcance, siempre tengo a la vista el sol, la luna y las estrellas. Aquí he experimentado estar en comunión, en Koinonía.