... "Pese a estar investido de relaciones de poder, según el pensamiento foucaultiano, el cuerpo es un ser “multilingüe”[6]. Las indómitas de Isa Sanz se encuentran profundamente conectadas con él, igual que con la naturaleza que las respalda y cobija. Insumisas, combativas, lúcidas y conscientes, se presentan sin coraza, gozando del hecho de saberse desnudas, en calma, aprendiendo el no-miedo y afirmando su no-identidad libremente. Son mujeres de pie, erguidas, que subvierten tanto la feminidad normativa como el modelo de representación que ha dominado el gran relato de la Historia del Arte, al repetir hasta el infinito esa tipología iconográfica definida con acierto como “fenómeno de la mujer reclinada”... 

 

- Marta Mantecón, ensayo completo AQUÍ

 

 

INDÓMITA reflexiona sobre el acto de reconocer y validar la fuerza personal, la cual reside en nuestro espíritu salvaje, sin ser domesticado. Ha transitado tanto por su luminosidad como por su oscuridad. No es mirada, ella mira. Profesa un acto de amor profundo hacia su propia naturaleza. La mujer indómita camina sobre el amor y la sensibilidad consigo misma, conectada con las fuerzas de la naturaleza. Posee un instinto vivo y conoce tanto su paz como su violencia.